La Luna: la observación lunar puede realizarse con instrumentos de toda apertura, dando los detalles mas finos los de mayor diámetro (mayor apertura = mayor resolución). Los mejores momentos para la observación lunar son los cercanos a las fechas de los cuartos crecientes y menguantes, ya que allí la luz solar proyecta las sombras de las formaciones lunares, realzando las características, a diferencia de la Luna llena donde su observación es mas complicada. Aún telescopio pequeños mostrarán todo tipo de características superficiales, incluyendo cráteres de impacto, cadenas montañosas y otras espléndidas formaciones. Un mapa lunar sencillo puede ser muy útil para identificar lo que se observa. Al ser la Luna un objeto brillante y de fácil ubicación puede observarse con altos aumentos, siempre que no se supere el máximo que puede brindar el telescopio y que las condiciones de observación (como la estabilidad de la atmósfera) lo permita.
Los Planetas: varios planetas son visibles a simple vista, como puntos de luz mas o menos brillantes, mientras que otros requieren de algún instrumento para ser encontrados. Entre los visibles a simple vista se cuentan: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Urano también puede detectarse, pero requiere de cielos medianamente oscuros y cartas de búsqueda, mientras que Neptuno necesita de algún tipo de instrumento, así como también los planetas enanos Ceres y Plutón.
Mercurio: la principal dificultad para su observación es la permanente cercanía al Sol, lo que lo hace observable solo durante ciertos momentos (cuando la elongación -la distancia aparente al Sol- es mayor), con la dificultad de siempre aparecer cerca del horizonte momentos después de la puesta de Sol o antes de la salida del mismo. Con telescopio es posible distinguir un pequeño disco y las fases, las cuales irán cambiando con el transcurrir de los días.
Venus: el conocido «lucero», muy brillante y fácil de identificar. El telescopio revelará notables fases (observables como si fuese una pequeña Luna), llegando a tener un gran diámetro aparente. Su brillo es tal que los observadores atentos podrán ubicar el planeta en pleno día a simple vista, sabiendo de antemano su posición aproximada en el cielo diurno.
Marte: el planeta rojo. Su mejor momento se dará cerca de las fechas en que se encuentre en oposición con el Sol y sea observable durante toda la noche mientras su distancia a la Tierra sea mínima. Un telescopio mediano y utilizando aumentos intermedios revelará variadas características superficiales (diferentes tonalidades en el terreno a gran escala, los cuales es posible identificar con mapas adecuados), así como también los casquetes polares, sur o norte y de mayor o menor tamaño, según la estación en Marte. Ciertos filtros de color, como por ejemplo el rojo 23A, pueden ayudar a incrementar el contraste en la superficie. Marte posee dos satélites, Fobos y Deimos, pero son muy poco brillantes y su observación visual queda restringida a equipos grandes y técnicas de observación especiales.
Júpiter: el mayor de los planetas del Sistema Solar. Con telescopio podrán observarse muchas características atmosféricas, incluyendo cinturones ecuatoriales y la Gran Mancha Roja. Noches estables y aperturas medianas y grandes revelarán finos e intrincados detalles. Júpiter posee 4 principales satélites: Io, Europa, Ganímedes y Callisto, llamados en conjunto “Satélites Galileanos” por su descubridor, Galileo Galilei. El total de satélites supera los 60, pero son mucho mas pequeños y débiles. Los Satélites Galileanos son fácilmente observables como puntos de luz relativamente brillantes en los alrededores de Júpiter, y de forma mas o menos alineada entre ellos. Entre los satélites y el planeta se dan fenómenos como ocultaciones, tránsitos y eclipses los cuales son muy interesantes de observar, solo se necesita saber la fecha y hora de cada evento.
Saturno: es un planeta gaseoso, como Júpiter, pero con una actividad atmosférica mucho menos intensa, solo siendo visibles ciertos tonos de color y en raras ocasiones alguna manifestación producto de alguna gran tormenta esporádica. Los telescopios pequeños ya mostrarán los anillos, siendo cada vez mas detalladas las vistas con aperturas medianas y grandes. La inclinación entre los anillos y la perspectiva de la Tierra cambia paulatinamente, volviéndose invisibles al verlos de perfil, y uno de los mejores espectáculos del Sistema Solar al verlos cada vez mas de frente. El sistema de anillos posee una zona principal de baja densidad que se observa como una división en los mismos. Se trata de la denominada División de Cassini, y es observable con telescopios cuando las condiciones de perspectiva lo permiten. Otras características a notar es la sombra de los anillos sobre la atmósfera del planeta, y la sombra del planeta proyectada sobre los anillos. Satuno posee un gran conjunto de satélites a su alrededor, entre los cuales se destaca Titan, el mayor y mas brillante, observable como un punto de luz en las cercanías del planeta.
Urano: los telescopios revelarán un pequeño disco, con un notable y característico tono de color verde-azulado. Es un planeta relativamente brillante, pero requerirá de una carta de búsqueda para localizarlo entre las estrellas.
Neptuno: se caracteriza por un tono de color celeste-azulado, con un pequeño disco observable con telescopio. Su localización requiere de una carta de búsqueda.
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